Pocos centros balnearios tienen la historia y el poder evocador de la Piscina de Cleopatra en Hierápolis. Si bien parece del todo improbable que la famosa faraona egipcia visitara estos baños en persona, su nombre sirve de gancho para hacer mención a otro aspecto muy real: las aguas termales que surgen de aquí fueron conocidas y explotadas en la Antigüedad, especialmente en tiempos de la dominación romana. Así que si tú también quieres disfrutar del placer y los beneficios de un chapuzón en este lugar único, toma nota de esta actividad que Turquía Exclusiva te pone en bandeja.
Si vas a visitar Pamukkale y Hierápolis, muy probablemente pasarás por delante de la Piscina de Cleopatra, también conocida como Cleopatra Antique Pools: se encuentra dentro del recinto arqueológico, pero independiente de éste, por lo que requiere de una entrada aparte que no incluye el ticket general. Sin embargo, muchos son los que deciden añadir este extra para entrar en la piscina, que lo consideran un motivo fundamental para visitar este destino turístico.
La piscina es, en sí misma, un atractivo muy evocador: aunque los vestuarios y la mayoría de los espacios que conforman el recinto son de construcción moderna, no ocurre lo mismo con el fondo de la propia piscina: su fondo está jalonado por… ¡restos arquitectónicos del siglo II a.C! Y están ahí, en el fondo de la piscina, debido a un terremoto ocurrido en el siglo VII d.C, que derribó los grandes pórticos de mármol que en su momento tuvieron estos baños asociados al manantial.
Y es que los antiguos romanos eran muy buenos conocedores de las propiedades curativas de los manantiales, y supieron explotar sus beneficios en forma de termas naturales. Esta fue una de las más prestigiosas de todo el imperio, motivo por el cual se construyó toda una ciudad a su vera: Hierápolis.
Pero además de su componente práctico y científico, hay otros elementos que aportan evocación y magia a este lugar. Por ejemplo, los afloramientos de travertinos que se sitúan en la otra parte del recinto arqueológico: si bien sus pequeñas pozas no tienen ni la temperatura ni la composición de las aguas de la Piscina de Cleopatra en Hierápolis, sí que ofrecen una escena de lo más sugestiva.
Y por otro lado, la mítica gruta de la que emanan gases tóxicos, que nos da cuenta de la realidad subterránea de la zona y explican por qué las aguas que de aquí brotan lo hacen a una temperatura más elevada de lo normal. Tanto misterio ha habido en torno a esa gruta que se llegó a construir una especie de templo dedicado a Plutón, dios del inframundo para los romanos: lo llamaron el Plutonio. Y sobre él llegó a escribir el filósofo griego Estrabón.
En concreto, las aguas que surgen de este manantial lo hacen a una temperatura de entre 35º y 100º, según algunas estimaciones, pero las que quedan al disfrute de todos los usuarios en la Piscina de Cleopatra lo están a 36º, lo cual es muy agradable de por sí.
Su composición es beneficiosa para la salud, lo que atrae igualmente a muchos viajeros. En concreto, es rica en magnesio y calcio (es la abundancia de este último mineral lo que ha propiciado, por sedimentación durante millones de años, la formación de las famosas terrazas de travertino blanco del recinto). Por ello, estas aguas están indicadas para tratar problemas dermatológicos, e incluso se las considera aliadas contra las arrugas y los signos del envejecimiento.
La actividad es, básicamente, un baño libre en las aguas termales de esta piscina, formada sobre la base de restos arquitectónicos de la antigua Hierápolis: columnas de mármol, capiteles, zócalos y otros grandes bloques. Y todo ello se vislumbra fácilmente gracias a la transparencia de las aguas de la piscina.
Si bien la entrada al recinto está abierta a cualquier persona que visita Hierápolis-Pamukkale, para poder darse un baño dentro del agua es necesario contar con un ticket aparte. Una vez dentro, no hay restricciones horarias, pero hay que tener en cuenta que el recinto de la piscina se cierra en torno a las 17.30 (19.30 en temporada alta de verano).
Además, alrededor de la Piscina de Cleopatra hay vestuarios, algunas cafeterías y zonas de picnic y de esparcimiento, ideal para relajarse antes o después de visitar el recinto arqueológico de Hierápolis y las terrazas de travertinos de Pamukkale. Y dada la temperatura cálida de las aguas, es una actividad apta para cualquier momento del año.
Darse un baño en la Piscina de Cleopatra en Hierápolis es una actividad al alcance de todos. Aunque se pueden sacar entradas en las mismas taquillas del recinto, conviene organizar este baño con mucha antelación porque pueden formarse largas colas y aglomeraciones, especialmente en la temporada alta.
Por ello, si nos encargas la organización de esta actividad, nos ocuparemos de disponerlo todo para tu comodidad: no solo compraremos las entradas para que no tengas que esperar colas, sino que también prestaremos atención a otras cuestiones importantes, como por ejemplo el equipamiento para el baño (se recuerda que en esta piscina no se proporciona toalla ni otros elementos necesarios, que deberá traer cada usuario).
Además, al tratarse de un espacio protegido por la Unesco, se efectúan minuciosos controles de calidad y sostenibilidad de las aguas termales, lo que lleva a establecer un aforo máximo para la Piscina de Cleopatra. Y ese control de aforo es lo que puede propiciar largas colas o incluso nula disponibilidad de acceso en determinados momentos.
Por tanto, para que nada quede al azar y puedas disfrutar de este chapuzón sin sobresaltos, te sugerimos que lo dejes todo en nuestras manos para integrar esta actividad en tu visita al recinto de Hierápolis y Pamukkale, en el momento más adecuado de la jornada y evitando colas y otras pérdidas de tiempo.
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