Geografía de TURQUÍA

Pocos países del mundo pueden presumir de una geografía tan variada como la de Turquía. Y eso tiene una gran ventaja: sus enormes posibilidades para el turismo, ofreciendo atractivos naturales para viajeros de todo tipo. En esta página te contamos cómo es la geografía de Turquía, con sus principales accidentes de relieve, mares y otros espacios de gran importancia, en muchos casos aún vírgenes o poco modificados por el hombre.

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Turquía: una peculiar ubicación

Turquía es un país muy grande: cuenta con unos 770.000 km² de superficie, lo que lo sitúa entre los 40 estados con mayor extensión del mundo. Pero uno de los aspectos más singulares de la geografía de Turquía es su peculiar ubicación: su territorio se reparte entre dos continentes, Europa y Asia, siendo la frontera entre ambos la franja marítima formada por el Estrecho del Bósforo, el mar de Mármara y los Dardanelos. Al oeste de todo ello, queda la parte europea de Turquía; y al este, la asiática.

La parte europea de Turquía se la conoce como Tracia oriental y es mucho más pequeña que la asiática, pues supone apenas un 3% de su territorio total. Sin embargo, tiene una gran importancia desde el punto de vista turístico y simbólico, puesto que se considera el ‘ancla’ de este país con respecto a Occidente.

En cambio, la parte asiática es conocida como Anatolia, península de Anatolia o Asia Menor. Por su enorme tamaño, alberga los principales espacios de interés de la geografía de Turquía, con grandes cadenas montañosas, lagos y otras vastas áreas naturales que fascinan a turistas de cualquier gusto y procedencia.

A todo ello hay que añadir otro detalle interesante de la geografía de Turquía: sus islas. Alrededor de una treintena de islas de diferentes tamaños forman parte del territorio turco. Más de la mitad se ubican en el mar Egeo, lo cual no supone un número muy significativo si lo comparamos con las de su vecino europeo, Grecia, que tiene la soberanía sobre la inmensa mayoría de islas en el Mar Egeo (unas 5.000 entre islas e islotes, de las cuales unas 100 están habitadas), incluso de aquellas que se encuentran a unas pocas millas de la costa turca y son perfectamente visibles desde tierra. 

Además de las islas del Egeo, Turquía tiene soberanía sobre más de una docena de islas repartidas entre el mar de Mármara, el mar Mediterráneo y el Mar Negro, así como algunas islas lacustres.

Frontera de Turquia

Fronteras de Turquía

Turquía comparte más de 2.600 km de frontera con otros países vecinos, tanto de Europa como de Asia:

  • En su lado europeo (de norte a sur):
    • Bulgaria (240 km)
    • Grecia (206 km)
  • En su lado asiático (de norte a sur):
    • Georgia (252 km)
    • Armenia (268 km)
    • Azerbaiyán (9 km)
    • Irán (499 km)
    • Irak (352 km)
    • Siria (822 km)

 

A todo ello hay que sumar los límites marítimos que separan sus aguas de las de Grecia en el Mar Egeo y de Chipre, en el Mar Mediterráneo.

Costas de Turquia

Las costas y mares de Turquía

Hay otro aspecto que destaca poderosamente en la geografía de Turquía: la gran extensión de su litoral. Son unos 7.200 km de costa, bañada por las aguas de los siguientes mares, cada uno con sus propias características:

  • Mar Negro: desde la frontera con Georgia, la costa del mar Negro de Turquía se extiende por el norte de la península de Anatolia y por una pequeña franja de la Turquía europea, hasta su frontera con Bulgaria. Se puede decir que todo el flanco sur de este mar corresponde a la costa turca y, de hecho, su única conexión con mar abierto es a través del Estrecho del Bósforo
  • Mar de Mármara: se trata de un pequeño mar (superficie aproximada de 11.000 km², desde el Estrecho del Bósforo hasta el de Dardanelos), pero de una importancia estratégica clave para Turquía, puesto que queda íntegramente bajo su control. Es decir, sus aguas solo bañan costas turcas, y es de paso obligado para navegar entre el mar Negro y el mar Egeo. Por tanto, es la frontera natural entre Europa y Asia
  • Mar Egeo: con este nombre se conoce a la porción del mar Mediterráneo que se encuentra entre las costas de la Grecia continental y Turquía, llegando por el sur hasta las islas de Creta y Rodas. La costa turca del Egeo tiene una extensión, en línea recta, de unos 600 km. Sin embargo, su extensión real es mucho mayor, puesto que se trata de un litoral muy irregular, caracterizado por las numerosas calas, playas y bahías naturales
  • Mar Mediterráneo: sus aguas bañan la costa sur de la península de Anatolia y conforman el flanco más oriental de este gran mar, extendiéndose por más de 1.000 km de costa.

 

Abarcando territorio de estos dos últimos litorales (el Egeo y el Mediterráneo), se encuentra la llamada Costa Turquesa, un concepto más turístico que geográfico y que hace referencia a la porción de litoral más visitada y apreciada para el turismo vacacional, por su combinación de clima favorable, paisajes naturales hermosos, infraestructuras de calidad y yacimientos arqueológicos de primer nivel.

Además de todo este ecosistema marítimo, la geografía de Turquía también se compone de algunos lagos importantes. El más grande de todos ellos es el Lago Van, en el extremo oriental del país, con una extensión aproximada de 120 km de largo por 80 km de ancho (algo más de 3.700 km²). Algo menos de la mitad de esa superficie tiene el Lago Tuz, en Anatolia central, y al igual que el anterior, tiene un carácter de lago salino endorreico. Tras ellos, se pueden mencionar grandes embalses artificiales, como el de Ataturk o el de Keban, ambos en la región de Anatolia Suroriental. La ubicación de estos y otros muchos lagos en el este del país se explica por su orografía más accidentada en esa zona.

El relieve de Turquía: montañas y otros espacios

Para los amantes de la montaña, Turquía es un auténtico paraíso. Ya se trate de alpinismo, esquí, senderismo o cualquier otra práctica de ocio relacionada con ambientes montañosos, el país tiene mucho que ofrecer, pues su relieve accidentado da lugar a espacios de enorme belleza e interés.

El sector más plano y estepario es el de Tracia oriental, en la parte europea del país, salvo algunas modestas elevaciones en la frontera con Bulgaria, de unos 1.000 de altitud. En cambio, prácticamente toda Anatolia se caracteriza por un relieve irregular e incluso abrupto en muchos sectores.

Anatolia está conformada como una gran meseta: desde las zonas costeras del mar Negro, el Egeo y el Mediterráneo, el relieve se va elevando de forma pronunciada, de modo que el interior de esta gran península tiene una altitud media de unos 900 msnm.

Sin embargo, existen sectores más elevados y áreas montañosas con altas cumbres y valles profundos. Esta es una lista con las principales cadenas montañosas:

  • Montes Tauro: es la principal cadena montañosa de Turquía. Su sector central discurre paralelo a la costa mediterránea, en el sur de Anatolia, entre Antalya y Mersin. Al oeste de la primera se extienden sierras más bajas, pero encuadrables también en esta cordillera. Su pico más elevado es el Monte Demirkazik (3756 msnm)
  • Montes Antitauro: también conocidos como Aladağlar, son la prolongación oriental de los Montes Tauro, que continúan por el sur del Lago Van, en dirección este hacia Irak e Irán. Su cota más alta es el Demirkazık (3756 msnm)
  • Montes Pónticos: es una cordillera que se ubica en el noreste del país, extendiéndose hasta la frontera con Georgia. Su máxima elevación es el pico Kackar (3931 msnm)
  • Altiplano armenio o Tierras Altas Armenias: a pesar de su nombre, es una región montañosa  que se ubica en territorio turco, aunque en el extremo oriental del país, haciendo frontera con Armenia. Se puede considerar una zona de unión entre el Cáucaso y los Montes Antitauro. Es aquí donde se encuentra el techo del país, el imponente y bíblico Monte Ararat (5137 msnm), dominando no sólo la frontera armenia sino también la iraní
  • Montañas del Mar Negro oriental: sierra de elevaciones más bajas, que discurre paralela a la costa del Mar Negro. 
  • Sierra Koroglu: sierra situada al norte de Ankara, cuya montaña más elevada es Köroğlu Tepesi, con 2.378 msnm.

 

La lista refleja solo las grandes cadenas montañosas del país. Pero en ellas o en otras zonas del país no estrictamente montañosas existen otros espacios de altísimo valor geológico. Destaca con personalidad propia la región de Capadocia y sus valles de Göreme, únicos en el mundo por su abundancia de formaciones de tipo ‘chimenea de hada’. No menos extraordinarios son Pamukkale y sus terrazas de piedra caliza y travertino, que parecen cascadas de hielo.

Además de estas áreas de relieve montañoso, hay vastas zonas de carácter más estepario y, debido a su clima continental, de ambiente árido o semiárido. Así ocurre en las tierras más llanas de Anatolia suroriental, e incluso en amplias zonas de Anatolia Central, donde se ubica la capital, Ankara.

Otra consecuencia del relieve irregular y montañoso de la geografía de Turquía es la abundancia de ríos, algunos de ellos realmente largos, con más de 1.000 km de longitud. Sin embargo, su inmensa mayoría no son navegables por la rapidez de sus aguas. Y quizás por ello, sus nombres no son tan famosos como los de otros países, y tampoco han sido utilizados históricamente como vías significativas de comunicación. El río más largo es Kizil Irmak, con unos 1.150 km de longitud.

Montañas de Turquia

Turquía y sus placas tectónicas

Todo lo que hemos venido comentando sobre la geografía de Turquía es ‘lo que se ve en la superficie’. Sin embargo, hay otro aspecto que determina buena parte de su naturaleza y que no se ve porque está abajo, muy abajo: las placas tectónicas sobre las que se asienta.

La península de Anatolia se asienta sobre la llamada Placa de Anatolia. Al norte de ésta está la placa Placa Euroasiática, al sur la Africana y al sureste, la Arábiga. Paralela a la costa sur del mar Negro discurre la falla del norte de Anatolia, mientras que en el Antitauro se ubica la falla de Anatolia Central. Por ello, cuando Placa de Anatolia se ve empujada por las del sur (Africana y Arábiga), queda comprimida con la Euroasiática. 

Esta disposición de placas tectónicas y fallas ha tenido una importante consecuencia para el relieve natural de Turquía: la existencia de numerosos volcanes que, en muchos casos, son las cimas más altas del país, como el propio Monte Ararat. Su actividad volcánica está también detrás de la formación de espacios naturales singulares, como las chimeneas de hadas de Capadocia.

Y más a corto plazo, las placas y fallas son las responsables de la actividad sísmica del país. Es por ello que hasta aquí se desplazan algunos de los sismólogos más reputados del mundo para investigar sobre el terreno aspectos como, por ejemplo, la predicción de terremotos. Y es también por ello que el país ha puesto cada vez más énfasis en los protocolos de emergencia, especialmente en Estambul.

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