Durante los tours, los guías no sólo explican los detalles más destacados de cada monumento, sino que también hacen referencia a sus promotores. Por eso, en este post te mostramos quiénes son los principales sultanes otomanos, como ya hicimos en otras ocasiones con personajes tan notables como el emperador bizantino Justiniano I o el padre de la patria turca, Atatürk.
Osmán I: el fundador
Resulta obligatorio comenzar este listado por Osmán I, pues es el fundador de la dinastía otomana (que toma el nombre de su nombre en árabe Uthman). Gobernó a comienzos del siglo XIV su propio emirato, como relevo del anterior Sultanato Selyúcida de Rum, en Asia Menor.
Mehmet II: conquistador de Constantinopla
El territorio dominado por Osmán I en el siglo XIV no se podía considerar un imperio, pero las sucesivas conquistas y la ampliación de fronteras sí lo hicieron posible en el siglo XV. Y más especialmente, tras la conquista de Constantinopla en 1453, a cargo del sultán Mehmet II. De hecho, se declaró sucesor de los emperadores romanos y recibió el apodo de “Conquistador”.
Solimán el Magnífico: apogeo territorial
Otro sobrenombre que habla a las claras es el de Solimán I, apodado “el Magnífico”. No en vano, con él el imperio otomano alcanzó su apogeo territorial, a mediados del siglo XVI, extendiéndose por buena parte de Europa oriental y Oriente Próximo, incluyendo Bagdad, así como buena parte del norte de África. Además, promovió grandes monumentos, entre los que destaca la mezquita que lleva su nombre en Estambul, obra de Mimar Sinan, un arquitecto magistral que trabajó también para otros dos sultanes.
Selim II: sultán agridulce
Selim II fue un sultán otomano no demasiado belicista, delegando esta tarea en sus grandes visires. Eso no impidió que el imperio otomano se apuntara dos grandes victorias, con sus respectivas conquistas: Chipre y Túnez. Sin embargo, el mundo occidental le recuerda también por una sonora derrota, la de la batalla de Lepanto en 1571, que frenó el avance otomano por tierras europeas.
Ahmet I: sultán que dejó huella
Otro sultán de mención inevitable es Ahmet I pues, de hecho, la principal plaza del centro histórico de Estambul lleva su nombre (Plaza de Sultanahmet). Además, una de las grandes mezquitas a visitar en nuestros tours fue promovida por él, como es la Mezquita Azul, de comienzos del siglo XVII. Además, otro legado importante de su reinado es el abandono del fratricidio real: la práctica de asesinar a los hermanos y pretendientes al trono, que hasta entonces encontraba respaldo legal en la dinastía otomana.
Ahmet III: el sultán poeta
Si bien la mayoría de los sultanes anteriores se granjeó la fama por sus victorias bélicas y su mano dura con los enemigos, el sultán Ahmet III demostró otro talante. De hecho, se le conoce como el ‘sultán poeta’ por su inclinación a las artes. Además, promovió avances en las infraestructuras, de lo que es buen ejemplo la Fuente de Ahmet III, en la Plaza de Sultanahmet, de mediados del siglo XVIII para mejorar el abastecimiento de agua de la población.
Mehmet VI: el último sultán
Muy a su pesar, Mehmet VI pasó a la historia por ser el último sultán otomano. Llegó al trono en un periodo convulso, en los últimos coletazos de la Primera Guerra Mundial. Y de hecho, sus emisarios tuvieron que firmar la división del imperio, lo que dolió a los nacionalistas turcos, prendiendo la mecha de la posterior guerra turco-griega, tras lo cual se establecieron los límites actuales de Turquía, grosso modo. En 1922 marchó al exilio en Italia, dejando vía libre para la posterior creación de la República de Turquía.