Turcos, otomanos y selyúcidas: conceptos que debes saber

Durante tu viaje por Turquía, seguramente leas o escuches términos que pueden parecer sinónimos pero no lo son: turco, otomano y selyúcidas. En realidad, están muy relacionados entre sí, y por eso tratamos de aclarar algunas ideas básicas y explicar las diferencias entre ellos, para comprender mejor a qué se refiere cada uno de ellos

Turco: idioma y etnia

El término turco puede hacer referencia a dos grandes realidades: idioma y etnia. Por lo que respecta al idioma, el turco actual es del grupo de lenguas túrquicas suroccidentales, es decir, está emparentada con otras del entorno, como la de Turkmenistán (turcomano) y Azerbaiyán (azerí), entre otras. Y su configuración actual es la que se dio tras la reforma de Atatürk, que modernizó la lengua hablada durante el imperio otomano (turco otomano), concepto del que hablamos más abajo.

En cuanto a la etnia, entre los variados rasgos que se pueden atribuir al pueblo turco está, precisamente, el uso del idioma turco. En lo que respecta a genética, resulta complejo hablar de un prototipo de turco estándar y, aunque predominan haplotipos presentes en los grupos túrquicos pasados, la población actual también presenta una importante carga genética fenicia, bereber, helénica, eslava y árabe, entre otras.

Otomano: hasta Atatürk

Con el término otomano se hace referencia a los aspectos que caracterizaron a la población de Anatolia en tiempos del imperio gobernado por la dinastía osmanlí. Su fundador en 1299 fue Osmán I, que en algunos casos e idiomas se le conoce como Ottman u Othman, de lo cual deriva su nombre. Osmán I era turco selyúcida, de modo que su linaje y la entidad política que creó se consideraba heredera del imperio selyúcida, por tanto, de religión musulmana y rama suní. Su idioma, parecido al turco moderno, incorporaba muchos préstamos de otras lenguas, como el árabe, algo con lo que se puso fin en tiempos de Atatürk. Fue una época de esplendor a nivel artístico, social y político, con capital en Bursa, Edirne y finalmente, Estambul (Constantinopla). 

Su derrumbe se produjo con la I Guerra Mundial, resultando una de las potencias perdedoras. Fue entonces cuando se produjo su desmembramiento, diferentes acuerdos internacionales que se consideraron humillantes y la guerra contra Grecia: el caldo de cultivo perfecto para el reformulación nacionalista del estado moderno, impulsado por el considerado padre de la patria, Mustafa Kemala Atatürk.

Selyúcida: los ancestros

En el siglo XIII, inmediatamente antes del surgimiento de la dinastía otomana, Anatolia se veía envuelta en un periodo de incertidumbre y fragmentación política, provocado por las invasiones mongolas, a lo que hay que sumar la todavía importante porción de territorio dominado por el imperio bizantino. A la llegada de los mongoles, por Anatolia se extendía el imperio de la dinastía selyúcida, que acabó adoptando el Islam y llegó a ser un imperio túrquico-persa que dominaba desde Asia Menor hasta Irán. 

Se llamó así porque su fundador fue el líder Selyuq en el siglo X. En el siglo XII, dicho imperio ya se había fragmentado y en Anatolia sobrevivió su único representante: el sultanato de Rum. Su capital era Konya y, no es de extrañar, que en su arquitectura y en otras expresiones artísticas se aprecie la influencia persa. Y de hecho, algunos de sus elementos culturales distintivos son hoy auténticas señas de identidad del pueblo turco, como los derviches giróvagos.

Por supuesto, Turquía es un país complejo en el que también conviven elementos heredados de griegos, armenios, kurdos y otros pueblos, como explicamos en detalle en esta página. Pero sin duda, tener claras las diferencias entre turcos, otomanos y selyúcidas te ayudará a apreciar mejor el legado de cada uno de ellos.

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