El cristianismo en Turquía, a día de hoy, no es una religión significativa en términos cuantitativos: se calcula que menos del 2% de la población profesa alguna de las ramas de esta religión. Sin embargo, el territorio de la actual Turquía sí tiene un valor especial para el conjunto del cristianismo, sobre todo por su relación con lugares mencionados en el relato bíblico, tanto del Viejo Testamento como del Nuevo Testamento.
Los cristianos de Turquía son seguidores de diferentes ramas de esta religión, repartidas principalmente por varios puntos estratégicos del país. La más destacables con la griega ortodoxa, la armenia y la católica.
La comunidad de griegos ortodoxos es muy importante, a pesar de que redujeron enormemente su número a raíz del ‘intercambio de poblaciones’ que se produjo tras el final de la guerra greco-turca (1919-1922). En cualquier caso, están organizados principalmente en torno a la Iglesia Ortodoxa de Constantinopla (con sede en Estambul), una de las cuatro autocéfalas de esta rama y su carácter está lleno de simbolismo, pues supone un vínculo con el imperio bizantino, en el que se profesaba esta rama del cristianismo, con capital en esta ciudad que ha sido, sucesivamente, Constantinopla, Bizancio y luego Estambul.
La población armenia también es cristiana, profesando la rama del cristianismo gregoriano armenio. El número de fieles es reducido y se concentra en buena medida en Estambul, puesto que la población armenia emigró en masa hacia el país vecino debido a los conflictos sociales que terminaron desembocando en el llamado ‘genocidio armenio’ en 1915, tras lo cual también hubo conversiones al Islam de las poblaciones radicadas cerca de la frontera con Armenia.
Por último, la comunidad católica de Turquía tampoco es muy numerosa y se cree que no llega a 30.000 fieles. En este caso, una buena parte son siríacos, ubicados en Anatolia Oriental, pero también están organizados bajo la Iglesia Latina, la Iglesia Católica Armenia y la Iglesia Católica Bizantina Griega.
Tanto la comunidad de armenios como la de griegos ortodoxos están reconocidas como “minoría’ en el Tratado de Lausana, lo que les otorga ciertos derechos, como la gestión de escuelas religiosas. En cambio, quienes profesan el catolicismo no están reconocidos como tal, de modo que no pueden fundar sus propias escuelas. Por ello, a comienzos de siglo, se estimaba que en toda Turquía había menos de medio centenar de escuelas cristianas.
Independientemente de la rama del cristianismo profesada, todos los fieles de esta religión consideran sagrados algunos de los lugares ubicados en la actual Turquía, y veneran a algunos santos nacidos precisamente aquí. Por ello, existen numerosas iglesias consagradas a ellos, que en algunos casos son objeto de auténtica peregrinación por los fieles.
Uno de ellos está presente en el Antiguo Testamento y, por ello, es compartido por judíos y musulmanes: el Monte Ararat. Según el relato bíblico, el Arca de Noé terminó por asentarse en su cumbre, tras 150 días de navegación a la deriva. El diluvio universal cubrió por completo la tierra, incluso las montañas más altas, salvo esta cima que, por cierto, es la más elevada de Turquía (5.137 msnm), en el extremo oriental del país, junto a la frontera armenia.
Otro lugar sagrado pero más al alcance de cualquier viajero es la Casa de la Virgen, en Éfeso. Según la tradición basada en textos apócrifos, el apóstol San Juan guió a la Virgen hasta esta ciudad, huyendo de la persecución en Jerusalén. En esta ciudad habrían muerto tanto el propio apóstol como la Virgen. Y habría sido en una pequeña casa de esta ciudad en la que se habría producido la Asunción a los cielos. El lugar exacto de dicha Asunción fue identificado, por revelación divina, por parte de la religiosa alemana Ana Catalina Emmerick en el siglo XIX. En la actualidad, la Casa de la Virgen es un lugar de peregrinación, si bien hay otra versión que establece que la Asunción de la Virgen tuvo lugar en lo que hoy es la Abadía de la Dormición, en Jerusalén.
Por lo que respecta a santos cristianos relacionados con Turquía, la lista es extensa. Quizás el más importante fue Pablo de Tarso o San Pablo Apóstol, nacido en esa ciudad de la costa mediterránea turca y evangelizador de Anatolia, antes de marchar a Roma, donde murió.
También nació en Turquía San Nicolás en el siglo III, en concreto en Patara, en la región de Licia, en el sur de Anatolia, aunque se le conoce como San Nicolás de Bari porque a esta ciudad italiana llegaron sus restos siglos después. Desarrolló carrera eclesiástica como obispo, pero su labor más relevante a la postre fue la de entregar regalos a niños necesitados, lo que le valió gran fama. Tiempo después, su figura acabó derivando en Santa Claus (por evolución de su nombre en el norte de Europa, “Saint Ni-klaus”), con un atuendo rojo y barba blanca que, efectivamente, recuerdan a las representaciones originarias de este santo.
San Nicolás fue precisamente uno de los asistentes al Concilio de Nicea, uno de los más importantes en la conformación dogmática de la religión cristiana, en 325. Como su propio nombre indica, se celebró en esta ciudad, actualmente llamada Iznik, que ya en su momento fue un importante puerto comercial de Anatolia.
Por último, un personaje que también tiene gran relevancia para el cristianismo fue Constantino I o el Grande, el emperador romano que permitió la libertad religiosa en el Imperio Romano, en el siglo IV. Además, fue el refundador de Bizancio como Constantinopla, y precisamente por ello se crearon nuevas iglesias en esta ciudad, aunque apenas queden testimonios de ello. Una de las más destacadas fue la iglesia de los Santos Apóstoles, concebida por este emperador como su propio mausoleo junto a las murallas de la ciudad, aunque acabó siendo destruida para la construcción de una mezquita otomana.
Existen numerosas iglesias en Turquía, muchas de ellas construidas en tiempos recientes para dar servicio a los miembros de esta religión. Pero algunas otras son realmente históricas. Desde un punto de vista turístico, se pueden citar algunos templos cuya visita es muy recomendable, sobre todo para los interesados en el cristianismo en Turquía.
También se pueden mencionar las llamadas ‘7 iglesias del Apocalipsis’, que se mencionan en los capítulos dos y tres del Libro de las Revelaciones. Pero aquí hay que entender el término “iglesia” como comunidad de fieles y no como edificio. Esas 7 iglesias son Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardes, Filadelfia y Laodicea, todas ellas cercanas a la isla de Patmos, donde San Juan Evangelista se encontraba desterrado en el momento de escribir dicho libro. Precisamente por ello, las iglesias dedicadas a San Juan Apóstol son numerosas en toda la geografía del país.
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