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Fethiye se ha hecho un hueco en el panorama turístico turco y mundial por ser el punto de partida de los cruceros en goleta por la Costa Turquesa. Pero también hay algunos otros atractivos que podrás descubrir antes y/o después de navegar. En esta página te contamos los detalles para que disfrutes al máximo de lo que ofrece esta ciudad, renacida una y mil veces para deleite de los turistas.
Fethiye está enclavada en plena Costa Turquesa, ese encantador litoral que se extiende en la unión del Mar Egeo y el Mar Mediterráneo. Desde la Antigüedad, la región en la que se enclava recibió el nombre de Licia, que es en realidad una gran península. En la actualidad, forma parte de la provincia de Mugla y esta ciudad supera con creces los 150.000 habitantes, a los que hay que sumar una importante población estacional de turistas en temporada cálida (de abril a septiembre).
La ubicación de la propia ciudad es también interesante y propicia: a las puertas de una estrecha bahía, cerrada en su brazo suroccidental por una apacible colina boscosa que da un toque verde al panorama de la ciudad.
Para hacerte una idea de su cercanía o lejanía con respecto a otros destinos del país, aquí te damos un listado de distancias:
El clima de Fethiye es equiparable al de otras ciudades costeras cercanas: con una clasificación Csa en la escala de Köppen (mediterráneo típico), se caracteriza por un invierno suave (mínimas que no bajan de los 5ºC) y húmedo (10-12 días de precipitaciones al mes entre noviembre y marzo), mientras que su verano es cálido (máximas que rondan los 35ºC) y seco. Eso, unido a que la actividad principal de la ciudad son los paseos en velero (goleta), hace que en Fethiye la temporada baja sea muy tranquila y la temporada alta sea mucho más concurrida.
Existen varias opciones de transporte para llegar a Fethiye desde otros puntos de Turquía y también desde otros países. Las enumeramos a continuación.
El aeropuerto más cercano a Fethiye es el de Dalaman (código IATA: DLM), situado a unos 45 km al oeste de la ciudad (unos 45 minutos por carretera) y también da servicio a la ciudad de Marmaris. Este aeropuerto recibe vuelos internacionales, sobre todo de ciudades europeas. Este es el listado:
Belgrado (Serbia), Berlín, Düsseldorf, Frankfurt, Hamburgo, Hannover, Múnich, Stuttgart (Alemania), Aberdeen, Glasgow, Bristol, Bournemouth, Exeter, Leeds, East Midlands, Doncaster, Londres, Mánchester, Newcastle, Birmingham (Reino Unido), Ercan (Chipre del Norte), Riga (Letonia), Ámsterdam, Eindhoven, Groningen, Rótterdam (Países Bajos), San Petersburgo (Rusia), Billund, Copenhague (Dinamarca), Oslo (Noruega), Estocolmo (Suecia), Kiev (Ucrania).
Además, en el aeropuerto de Dalaman operan vuelos regulares nacionales, que traen y llevan viajeros a las dos principales ciudades del país: Estambul y Ankara.
Por Fethiye pasa la autovía D400, que es el principal eje viario de la Costa Turquesa, y conecta (aunque con otra numeración) las ciudades de Esmirna, Aydin y Antalya, en paralelo al mar. Si tienes pensado conducir, estas son las duraciones de los trayectos desde las principales ciudades del país:
La estación de Fethiye, a unos 2 km del centro, no es muy grande pero acoge un concurrido trasiego de autobuses, especialmente en temporada alta, que vienen de las principales localidades costeras del entorno y, en algunos casos, de otras grandes ciudades. Destaca, por su variedad y frecuencia, su conexión con Antalya y Marmaris, pero algunas grandes compañías como Kamil Koç ofrecen rutas directas desde las grandes ciudades como Estambul o Ankara.
El puerto de Fethiye es relativamente pequeño y no acoge grandes cruceros, pero sí tiene la capacidad suficiente para ser el punto de partida de dos grandes tipos de travesías. Por un lado, los cruceros en goleta (velero típico turco), que suelen tener una duración de varios días. Y por otro, las líneas regulares de ferry desde la isla griega de Rodas. Si tu intención es acceder a Fethiye desde este lugar, infórmate de los trámites aduaneros que deberás completar, pues se trata de un viaje internacional entre dos puertos ubicados en países y continentes distintos.
Por desgracia, no hay opción de llegar a Fethiye en tren: esta zona de la región de Mugla no está servida por ninguna línea ferroviaria.
La historia de Fethiye se remonta a varios siglos antes del nacimiento de Cristo, y sus episodios más transformadores se han venido produciendo hasta finales del siglo XX, dando como resultado la ciudad vacacional que conocemos hoy en día.
En sus orígenes, Fethiye no se llamaba así, sino Telmeso, y existió ya en tiempos del imperio hitita (que la llamó Kuwalapašša). Pero el nombre de Telmeso fue dado por los propios licios, gozando de un cierto prestigio en la Antigüedad, sobre todo porque a algunos de sus habitantes atribuían dotes adivinatorias.
Sufrió varias conquistas y dominaciones exteriores, principalmente del imperio persa aqueménida en el siglo VI a.C (quienes la pusieron bajo dominio del sátrapa de Caria) y posteriormente aceptó la subordinación a Alejandro Magno y los posteriores lágidas y seléucidas.
Los romanos ejercieron su control sobre ella desde el 188 a.C, pero no experimentó el desarrollo de otras ciudades del entorno. De hecho, experimentó una cierta decadencia en época bizantina, no sin asedios y hostigamientos de los árabes en los siglos VII y VIII. Y fue en esta época cuando la ciudad cambió dos veces de nombre: primero, Anastasioupolis y después, Makri, y éste último se mantuvo hasta el siglo XX.
En el siglo XIII quedó bajo control del Beylicato de Menteşe (‘herederos’ del Sultanato selyúcida de Rum), posteriormente fue objeto de deseo de los caballeros cruzados en su proyecto expansivo desde Rodas y tiempo después, quedó integrada en el imperio otomano, en el siglo XV. Y sin demasiadas noticias relevantes, llegó hasta finales del siglo XIX y comienzos del XX, cuando experimentó un mayor crecimiento gracias a la población griega que aquí se estableció.
Pero esta población griega tuvo que marchar como consecuencia del intercambio de poblaciones entre Turquía y Grecia, en acuerdo por el fin de la Guerra de la Independencia Turca, en 1922. Una década después, se tomó la decisión de que Makri dejara de llamarse así y pasara a denominarse Fethiye, en honor del piloto Fethi Bey, famoso en el país por ser el primero en intentar un vuelo directo entre Estambul y El Cairo (aunque murió al estrellar su avión cerca de Damasco).
Pero el gran golpe para la ciudad llegó en 1957: un terremoto devastó la ciudad, dañando o destruyendo el 90% de las construcciones. Eso fue la puntilla para muchos de los edificios históricos de Fethiye, en especial de los de la antigua Telmeso, lo que hace que haya menos espacios monumentales que en otros destinos de la zona.
En cualquier caso, Fethiye ha sabido reubicarse en el panorama turístico y en la actualidad se ha posicionado como el gran puerto de partida de los cruceros en goleta que, si bien se concentran en la temporada cálida, son un pilar fundamental de la economía local.
Aunque muchas de las construcciones históricas han desaparecido por los avatares de la historia y la geología (terremotos), algunos se conservan e incluso pueden verse por la ciudad. Llaman la atención los sarcófagos licios que se reparten por algunas calles del centro, como el de Atatürk Caddesi o el de Kaya Caddesi: son construcciones funerarias que se remontan cinco siglos antes de nuestra era. Más monumental, aunque más alejada, está la Tumba de Amintas, del siglo IV a.C, ubicada en una escarpada pared natural al sur del casco urbano, excavada en la roca y decorada con frontones y columnas jónicas.
Muy antiguo es también el teatro de Fethiye, ubicado en pleno centro y cerca del puerto: era el teatro de la romana Telmeso (siglo II a.C), con capacidad para unas 6.000 personas. Y otro lugar de interés histórico es la fortaleza de los cruzados de la Orden de San Juan, cuyos vestigios se encuentran en una ladera al sur de la ciudad: sólo se conservan las ruinas de una torre, pero las vistas de la ciudad dan encanto al maltrecho lugar.
Más allá de estos puntos de interés, cabe citar el Museo de Fethiye, donde se pueden contemplar piezas rescatadas en excavaciones arqueológicas, principalmente de la antigua Telmeso, pero también de la Makri bizantina.
Por último, resulta también recomendable pasear por el paseo marítimo (Kordon), jalonado de cafeterías y pequeñas embarcaciones amarradas, donde el visitante se puede impregnar del ambiente vacacional que reina aquí, especialmente en temporada alta.
Como decíamos, Fethiye es mundialmente conocido por ser el punto de partida de los cruceros más encantadores de Turquía: las goletas (veleros típicos) que recorren la Costa Turquesa. Suelen tener una duración de varios días, haciendo parada en lugares tan hermosos como Oludeniz, Kalkan, Kaz, Uçagiz y Kalekoy. En esta página desarrollamos con más profundidad estos cruceros.
También es posible encontrar otras propuestas relacionadas con el mar, como por ejemplo inmersiones de buceo con monitores especializados, para lo cual se zarpa en barco de Fethiye hasta alcanzar alguno de los puntos de inmersión adaptados al nivel de los participantes.
No faltan los clásicos baños turcos, como el Hammam Histórico de Fethiye, que se llama así porque una parte del recinto se remonta al siglo XVI. A los habituales baños de agua a distinta temperatura se suman otros servicios como masajes y aromaterapia.
Por último, como propuesta familiar, en Fethiye hay un parque acuático: Orka World Waterpark, abierto durante la temporada cálida (de mayo a octubre).
Para quienes desean moverse en transporte público por Fethiye, tienen la opción de usar autobuses urbanos (dolmus), que recorren las principales avenidas de la ciudad. Sin embargo, la opción más cómoda y no precisamente cara es la del taxi. También hay oficinas de alquiler de coches. En cambio, no encontrarás en Fethiye ni Metro, ni tranvía ni ferrocarril.
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