Estambul y sus alrededores tienen suficientes atractivos como para ser protagonistas de un único viaje, como ocurre en algunos de nuestros circuitos. No sólo porque esta ciudad es una megalópolis que ofrece de todo a sus visitantes (historia, cultura, gastronomía, entretenimiento…) sino también porque en sus inmediaciones se ubican otras ciudades de menor tamaño pero interesantes desde diferentes puntos de vista: natural, religioso, monumental…
El término de “Estambul y alrededores” no se corresponde con ninguna división territorial concreta. De hecho, lo más correcto sería hablar de ‘región de Mármara’, pero con esta denominación facilitamos la comprensión de la zona y hacemos referencia a un territorio amplio que abarca diferentes núcleos:
La zona que hemos denominado “Estambul y alrededores” destaca por sus contrastes. En algunos casos encontramos ciudades llenas de historia, pero en otros casos son desarrollos relativamente recientes pero interesantes desde un punto de vista natural y social. Estos son algunos destinos a los que podemos llevarte:
Pocas ciudades en el mundo atesoran una historia tan rica como Estambul, llamada Bizancio por los griegos y Constantinopla por los romanos. Su huella otomana es patente en construcciones como la Mezquita Azul, pero en otros espacios la mezcla de civilizaciones es evidente, como su icónica Hagia Sofia. Y a todo ello suma un ritmo de vida frenético, con grandes bazares y una intensa oferta de ocio y gastronomía.
Ciudad declarada Patrimonio Mundial por la Unesco, sus principales atractivos históricos giran en torno a su época dorada: cuando fue capital del imperio otomano en el siglo XV, antes de la conquista de Constantinopla. Mezquitas, mausoleos y otros monumentos muestran lo mejor de la arquitectura otomana primitiva. Y no muy lejos de la ciudad, una escapada imprescindible es el Uludag, una estación de esquí donde se encuentra uno de los teleféricos más largos del mundo.
Çanakkale es mundialmente conocida por la Batalla de Dardanelos (también llamada de Galípoli), en el marco de la Primera Guerra Mundial, que causó numerosísimas bajas en ambos bandos (el británico y el otomano), lo que propició la creación de un memorial en sus campos de batalla. Viajar hasta aquí, por tanto, es una forma de descubrir este hecho trascendental para el siglo XX, y sus consecuencias.
Muy evocador ha de ser un sitio arqueológico para atraer, por sí solo, a turistas de todo el mundo. Y Troya lo es, pues aquí se mezcla lo mítico y lo histórico, lo humano y lo divino, que se puede descubrir in situ entre las ruinas de las distintas ciudades que se superponen entre sí, pero también en el Museo de Troya construido al efecto.
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