Disponer de buena salud y atajar a tiempo cualquier contratiempo es clave para poder disfrutar del circuito, sea cual sea tu destino y tu perfil de viajero. Por ello, en esta página desarrollamos en profundidad las cuestiones relativas a la sanidad y la salud en Turquía. ¿Hay riesgo de contraer determinadas enfermedades? ¿Hay alguna vacuna obligatoria? ¿Cómo son los centros sanitarios? ¿Qué consejos se pueden dar al respecto? Toma nota de las respuestas y de otras recomendaciones para no dejar nada al azar.
Turquía es un país que dispone, en general, de una buena situación de salud pública. Es decir, no existe ninguna alarma especial con respecto a ninguna enfermedad contagiosa o de otro tipo (a fecha de noviembre de 2023). No obstante, se trata de un país muy grande, con ecosistemas muy distintos entre sí, lo que afecta no sólo al clima sino también a la fauna y flora salvajes. Además, la higiene en determinados locales o zonas puede ser muy mejorable, por lo que conviene tomar precauciones para evitar intoxicaciones alimentarias.
Atendiendo a la Asociación Española de Vacunología, el viajero no debe recibir ninguna vacuna especial antes de partir, más allá de las generalmente recomendadas en todos los casos y en situaciones específicas para determinados colectivos.
Estas son las vacunas recomendadas que todo viajero debería tener ya administradas antes de la llegada al país:
Para más información sobre qué colectivos deberían recibir las vacunas recomendadas en situaciones especiales, no dudes en consultar a tu médico habitual.
Por otro lado, como recuerda el Hospital Clínic de Barcelona, no hay riesgo de contraer fiebre amarilla en Turquía, por lo que no existe recomendación para vacunarse frente a ella. Además, tampoco hay riesgo de transmisión de malaria en Turquía, así que no hace falta someterse ningún tratamiento preventivo.
El sistema sanitario en Turquía se caracteriza por el contraste entre los centros públicos y los privados. Los públicos cuentan con un equipamiento limitado y unos estándares de calidad que no son equiparables a los occidentales. En cambio, los privados cuentan con recursos técnicos y tecnológicos de alta calidad, sobre todo en las grandes ciudades como Estambul y Ankara, así como en los principales destinos turísticos. Como desventaja está su precio: cualquier tipo de atención médica tiene un coste alto y, por lo general, debe abonarse en el momento.
Además, la formación de los especialistas turcos es, en general, de alto nivel, en todas las áreas: ginecólogos, pediatras, oftalmólogos, traumatólogos, etc. En algunos de estos hospitales y clínicas privadas, existe servicio de interpretación para quienes no hablan turco. En cualquier caso, para facilitar la comunicación en situaciones médicas de emergencia, las personas alérgicas o con enfermedades crónicas deberían llevar siempre encima un documento que lo acredite, firmado por un especialista y en lengua inglesa.
Por lo que respecta a las farmacias, éstas son numerosas, especialmente en las ciudades y principales destinos turísticos. Suelen estar bien provistas de medicamentos, pero debes saber que oficialmente no se venden determinados fármacos (como antibióticos) sin prescripción.
El teléfono de emergencias sanitarias es el 112, en el que se centralizan todas las urgencias, incluidas las de carácter médico.
Sí. El sistema sanitario turco no suele tener reciprocidad con otros países (por ejemplo, la Tarjeta Sanitaria Europea no se puede utilizar aquí). Y el coste de los servicios médicos privados es alto, debiéndose abonar en el acto, normalmente. Todo ello hace realmente necesario contratar un seguro de viaje antes de tu llegada.
Cada compañía y cada póliza tiene sus propias coberturas y condiciones, pero suelen cubrir los gastos médicos (hospitalarios y farmacéuticos) derivados de un percance durante el viaje. Consulta con tu aseguradora para saber si deberás abonar tú el coste en el momento de la asistencia y solicitar posteriormente el reembolso, o si en cambio el protocolo es otro.
Aunque las condiciones medioambientales y sanitarias en Turquía son, en general, buenas, existen determinados riesgos a los que deberías prestar especial atención para prevenir problemas de salud. Estos son los más importantes.
En algunas regiones de Turquía, como la de Anatolia Suroriental (Gaziantep, Mardin, etc.), el termómetro alcanza temperaturas realmente altas en verano. Por ello, conviene protegerse bien contra los golpes de calor y la insolación, siguiendo estos consejos:
Otro riesgo ambiental es el mal de altura para aquellos que se muevan en altitudes superiores a los 2.500 msnm. Recordemos que Turquía es un país muy montañoso, especialmente en su sector oriental, por lo que si vas a moverte por zonas como las Tierras Altas Armenias o cumbres de los Montes Tauro y Antitauro, no pierdas de vista las siguientes recomendaciones:
El agua del grifo en Turquía es oficialmente segura, y la toma la población local. Sin embargo, su sabor, calidad y tratamiento pueden variar mucho de unas zonas a otras. Si bien la intoxicación no es común, la alta cloración del agua y la falta de mantenimiento de determinadas tuberías puede dar lugar a molestias estomacales. Para evitarlo, se aconseja:
Una mala conservación de los alimentos (por ejemplo, no respetar la cadena de frío) puede provocar que algunos restaurantes preparen sus platos con productos en mal estado. Además, la falta de higiene en la cocina puede estar también detrás de problemas de este tipo. Por otro lado, recuerda que los ingredientes de la cocina turca pueden resultar muy distintos a los que empleas habitualmente, sobre todo en lo que a condimentos se refiere. Por todo ello, es recomendable:
Si bien la fauna autóctona presente en las áreas naturales no es tan peligrosa como la de otros países, existen determinadas especies y situaciones a las que hay que prestar especial atención. Por ejemplo, a las serpientes que, si bien no son de gran tamaño, pueden morder si se sienten amenazadas. Estas serpientes pueden estar escondidas en agujeros o grietas en áreas deshabitadas, especialmente en ambientes áridos.
Los insectos también pueden causar problemas en determinadas situaciones: por ejemplo, abejas, avispas, mosquitos y otros insectos voladores en áreas de la costa, donde el ambiente es cálido y húmedo, favoreciendo su presencia. Por otro lado, también conviene tener cuidado con los escorpiones en climas áridos y ambientes pedregosos, como es habitual en muchos puntos de Anatolia.
Merecen también atención las garrapatas que, según las autoridades, han crecido en número debido al aumento de las temperaturas. En algunos casos, sus picaduras pueden transmitir determinadas enfermedades, como la de Crimea-Congo, como ha ocurrido en casos muy esporádicos en el entorno de la costa del Mar Negro y en Anatolia Central, así como en los alrededores de Estambul y Ankara, causando fiebre hemorrágica.
Por último, se puede hacer mención a los perros callejeros en la ciudad de Ankara, sobre todo en el distrito de Çankaya: en él, las autoridades han informado de la presencia de canes sueltos o en manada, que han atacado a personas, sobre todo al amanecer y al atardecer. Independientemente de ello, no se recomienda acariciar ni dejarse lamer por perros de este tipo, pues podrían ser portadores de la rabia.
Teniendo en cuenta los anteriores riesgos para la salud en Turquía, te vendrá bien llevar un pequeño botiquín contigo para atender pequeños imprevistos durante el viaje. Este es un ejemplo de lo que puedes incluir en él:
Por último, hacemos mención a una cuestión relevante relacionada con la salud, especialmente en los últimos años: el denominado turismo sanitario en Turquía. Con este término se conoce a la atracción que ejerce este país en muchos turistas extranjeros para someterse a tratamientos estéticos o de salud. Hay varios factores que explican el auge de esta actividad en Turquía:
Hay varios nichos del turismo sanitario en Turquía que han experimentado un gran auge en los últimos años. Por ejemplo, el de los injertos capilares, la rinoplastia, el aumento de senos, la liposucción, la reducción de miopía o los implantes dentales.
Sin embargo, por tratarse de temas de salud, conviene ser extremadamente cuidadosos a la hora de elegir la clínica y los facultativos que llevarán a cabo la intervención, puesto que el nivel de calidad y los medios técnicos a disposición pueden variar mucho de una región a otra.
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